Contános sobre Oniria
Oniria es un proyecto que nace con la conformación de un grupo nuevo que es “Peso Neto Teatro” que somos Daniel Chacón, Pablo Dragone y yo; en realidad nos estábamos juntando para un proyecto distinto, para armar alguna creación colectiva, algo que tenga que ver más con el variette, y apareció este texto que es de Martín Giner (ver link http://www.martinginer.com.ar/index.htm), nos encanto y empezamos a laburar. En medio de todo esto apareció El Malentendido porque Daniel y yo estamos también en La Sardinera del Norte y tuvimos que posponer Oníria. La postergamos más de un año hasta que finalmente estrenamos en mayo del 2008.
¿De qué se trata la obra?
Tiene que ver con los problemas de comunicación en lo cotidiano, en las relaciones de pareja, en la familia, etc.; y la insospechada derivación que pueden tener nuestros actos cotidianos proyectándolos hacia la sociedad. Concretamente la obra lo que muestra es una realidad familiar a partir de la cual el hombre de esta pareja, que tiene discusiones con su mujer, sufre cuatro pesadillas distintas a lo largo de la obra, análogamente es como una proyección de los actos cotidianos en la vida social, las pesadillas son una exacerbación de lo que le paso el día anterior en las discusiones de pareja.
También tocan el tema de las “malas palabras” como causa de los grandes males del mundo…
A eso es lo que me refería con proyección de los actos cotidianos. Uno podría pensar que una guerra puede empezar por una discusión de pareja, es raro pero si uno va sumando actos y vas proyectando esta vida en las relaciones siguientes se conforma un comportamiento, un modo de vida y un poco de eso se trata, cada vez somos menos tolerantes y comunicativos, más agresivos y violentos en lo cotidiano ¿Cómo no va a haber guerras?
El Malentendido te debió dar muchas alegrías, ganaste un Phersu por esta obra ¿Qué significa para vos?
Debo confesar que mi corazón esta puesto en Oníria (risas), de hecho quería que gane la Fiesta Provincial del Teatro… y mis compañeros recién se están enterando (risas). Oníria tiene más que ver con lo que me gusta en el teatro, que es el humor principalmente, El Malentendido es una obra bárbara escrita por un filósofo existencialista, un texto impresionante, la puesta de Manuel Maccarini es impecable y va a ser muy difícil superar una puesta como esa en Salta por lo menos en el corto plazo. Francamente no estoy del todo convencido con las actuaciones, se optó por un estilo de actuación que no es realista, que de alguna manera se despega de uno mismo y me parece que a la gente le cuesta encontrarse con el personaje, acercarse. De todos modos la puesta es muy fuerte. La decisión de este estilo de trabajo fue del director porque se trata de un texto filosófico con la intención de no banalizar la obra, sin embargo a mi esto me hace un poquito de ruido; más allá de eso y con lo que cuesta armar la puesta, por supuesto que estoy contento, siempre que uno labura en lo que te gusta y encima te reconocen es fantástico.
Ganaron muchísimos premios ¿Qué nos podés decir del talento de tus compañeros tanto en Oníria como en El Malentendido? Con Daniel Chacón participaron en las dos.
Daniel Chacón no tiene ningún talento (risas), no, Dany perdón (risas), al Dany lo quiero mucho. Yo no hablo mucho de talento, esta disciplina, como cualquier otra, uno puede ser mejor o peor en la medida que uno labure, por supuesto que ayuda siempre si tenés una actitud natural para eso pero yo creo que con trabajo podes llegar a muy buenos resultados. Creo que el talento esta más asociado, desde este punto de vista, a la actitud; se pueden lograr buenas cosas con técnica y métodos de trabajo.
Dejemos un poco la actualidad y veamos hacia atrás ¿Cómo empezaste en el teatro?
Creo que como todos los que hacemos esta disciplina, imitando a los que tenemos más cerca, a la familia, a los compañeros del colegio, a los profesores, etc. Empecé tarde a estudiar teatro, me hubiera gustado empezar antes, lo que pasa es que yo tenía una forma de pensar tan ridícula en ese momento, por ejemplo a los veinte años decía me gusta el teatro, me gustaría estar en la tele o en un escenario, y yo pensaba que no podía hacer eso porque eso es para gente que está ahí, y claro, si no empezás nunca vas a estar ahí, para mi era como que tenías que nacer alli o tener una facilidad familiar vinculada al medio. Entonces lo fui postergando, no me lo planteaba seriamente, y un día un amigo habló con Daniel Casablanca, un actor y profesor de teatro de Buenos Aires, integrantes del grupo “Los Macocos” que son muy buenos, y lo llamé, me dijo que me esperaba para que empiece, eso fue hace más de diez o doce años.
¿Cuál fue tu primera obra?
Fue la obra resultado del curso con Daniel Casablanca que fueron cuatro años y durante ese tiempo hicimos muestras de cada uno de los géneros que atravesábamos. La última parte del curso era justamente montar un espectáculo con el grupo, hicimos una adaptación de Alicia en el País de las Maravillas, la obra se llamaba ¿Qué le pasó a Alicia? Y por supuesto el viaje de Alicia eran las drogas. Mi personaje era una mezcla del sombrerero y el conejo, una locura la obra, aparecíamos de cualquier parte, éramos como una transformación fantasmagórica del padre, claro ella se llenaba de pastillas pobrecita (risas)
¿Hasta dónde pudiste llegar con el teatro? ¿A dónde viajaste, qué ciudades conociste?
Empecé a viajar al venir a Salta; Buenos Aires es un espacio tan grande, hay tantas propuestas que se hace mucho más difícil destacarse o tener una posibilidad que por ahí es más fácil en la provincia. Y bueno acá con La Inapetencia de La Sardinera del Norte ganamos la Fiesta Provincial 2006 en Catamarca y fuimos a la Nacional en la Rioja; ese mismo año a Río Cevallos en Córdoba, para la fiesta Nacional que organiza la gente del teatro independiente que fue muy lindo por cierto, y al Internacional que fue en Catamarca. Ahora me voy para el Chaco con El Malentendido y quiero llevar a Oníria allí también.
¿Cómo es el público de Salta?
Es tímido, durísimo; cuesta mucho llegar a la gente que va al teatro. También puede ser que Salta esta atravesando un periodo de aprendizaje, también una subestimación y tal vez un desagrado con las propuestas; en general las grandes producciones que vienen de Buenos Aires son propuestas mucho más tradicionales, con un argumento más lineal y más fácil de entender y concentrarse. Lo que tiene que ver con el “off”, el teatro independiente, más alternativo con múltiples interpretaciones generalmente no es lineal; nos pasó con La Inapetencia, por ejemplo, había gente que no tenía idea de lo que pasaba. Tampoco creo que sea cuestión de tener idea, sino decir qué entendió cada uno y de qué le sirve, yo no creo que haya que dar un mensaje claramente definido y si me sirvió para darme cuenta y modificar alguna cosa de mi vida está fantástico, eso es lo interesante pero tendremos que ver, quizás el precio de las entradas influye… (Risas).
¿Cómo es el público de esas ciudades en comparación con el público de Salta?
La verdad que no podría decirte muy bien eso porque en el contexto de Fiesta uno no tiene la posibilidad de apreciar demasiado al verdadero público del lugar. El público que va a ver las obras de la Fiesta son los elencos, además estas haciendo una función, no temporada así que no podría responder.
¿Cómo es el trabajo en Peso Neto Teatro? ¿Tienen nuevos proyectos?
No te puedo adelantar nada (risas) queremos retomar trabajos pendientes pero por ahora no hay nada. La verdad que cuesta mucho laburar, te lleva mucho tiempo pero vamos a tratar de explotar al máximo todo lo que tenemos; además porque nos gusta hacerlo, nosotros la pasamos bárbaro, lo disfrutamos muchísimo. Nos da bronca cuando el público es poco y les cuesta contagiarse, tienen como miedo a reírse o interrumpir, otros tienen vergüenza de sentirse expuestos, no sé, pero hay una cosa rara; cuando hay mucho público funciona bárbaro. Estamos muy conformes con el resultado, la puesta es nuestra y la dirección de actores es de Martín Giner, el autor; la verdad que el aporte de Martín fue decisivo porque nosotros estábamos estancados. Lo que pasaba es que nos juntábamos a… bueno, nos cag…mos de risa (risas), vamos a tomar una cervecita (risas), nos reíamos de otras cosas y la pasábamos bárbaro pero no hacíamos nada, y en un momento se nos hizo medio denso y nos dijimos estamos hace tres meses y no hicimos nada entonces decidimos llamar a Martín y vino tres fines de semana, en el primer fin de semana nos planteo la mitad de la obra, marcó cosas muy determinantes para ella y respiramos aliviados, nos clarificó muchísimo.
¿Siempre te gustó más la comedia?
Siempre. De hecho El Malentendido es el único drama que hice, siempre escojo propuestas que caminan más para el lado de la comedia que por otro lado.
Entonces ¿Qué te atrajo del personaje Ian para que te decidieras hacer El Malentendido?
La verdad, y acá se van a enterar de nuevo mis compañeros (risas), yo no iba a participar del proyecto porque no tenía ganas, y el Dany (Chacón) me dijo “mirá que está buena y además la experiencia de un director nuevo como es Manuel Maccarini que tiene una amplia trayectoria, más de cuarenta años en el teatro…”, bueno me enganche y fue fantástico, me interesó el método de laburo de Manuel, con una autoridad que me pareció a mí impresionante, un hombre súper exigente y muy espontáneo, fue toda una experiencia, estuvo bueno.
Después de varias funciones ¿Cómo está Oniria? ¿Qué sentís por esta obra?
Cada la quiero más a Oníria y cada día lo quiero menos a Chacón (risas), Es una cosa que me vuelve loco (risas). -Lo tendremos aquí para su derecho a replica- Chacón no tiene derecho a replica (risas), si viene a replicar es un cara dura (risas). Yo creo que Oniria está bien plantada pero puede estar mejor, nos está faltando ensayo eso es cierto, de hecho en la Fiesta Provincial del Teatro yo quería que gane Oníria y en la función que vino el Jurado fuimos un desastre, -¿Falta de ensayo o estaban nerviosos?- estábamos nerviosos a raíz de la falta de ensayo (risas), nos tenemos que hacer cargo. En una de la devolución el Jurado nos dijo que salió sin brillo y ya a la mitad de la obra me di cuenta de que no teníamos oportunidad; y la segunda función fue impresionante, fue la mejor función que hicimos hasta el momento, sentíamos que los chistes entraban bien, la gente se prendía, surgían cosas no pautadas, todo funcionaba bárbaro.
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