Están reponiendo el malentendido, la obra ganadora del Phersu a mejor espectáculo. Contános sobre estas presentaciones
Es una obra que nos da mucha satisfacción, ocho premios Phersu de los trece en los que participamos. Es una obra de Albert Camus, comprometida, filosófica, para pensarla, te deja la piel de gallina, es brava; nos costó mucho hacerla. La dirige Manuel Maccarini, tucumano, quien venía todos los fines de semana, incluso en las vacaciones de invierno a prepararnos y corregirnos. Yo pare un poco con los ensayos por cuestiones personales pero después retome con todo; era internarse el viernes, el sábado y el domingo y no salir hasta la noche; fue duro y estos son los resultados, la puesta es hermosa y no lo digo yo solamente sino que también lo dice todo el público.
El Malentendido pertenece a un grupo de teatro o se juntaron de distintos grupos para esta obra.
El Malentendido pertenece al grupo La Sardinera del Norte que viene funcionando hace más de 20 años. Daniel Chacón y Cecilia Sutti son los creadores del grupo junto a Rodolfo Fenoglio que ya no está en el grupo pero sigue siendo parte. Nosotros, el resto, Julieta Córdoba, Marcelo Cioffi y yo, nos incorporamos hace cuatro años para la “Inapetencia” que nos dio muchas alegrías, ganamos la fiesta provincial, la regional, fuimos a la fiesta nacional; venimos muy bien con el teatro.
¿Qué fue lo que más te gusto del personaje que te toco interpretar, qué te atrajo, cómo llego a tus manos?
Nosotros conocimos a Maccarini en la Fiesta Nacional de la Rioja, él estaba con personas expertas en teatro que hacían la devolución de todas las obras que subían a escena. Me pareció un hombre muy claro en los conceptos que tenía, entonces yo dije –Quiero hacer algo con este hombre-, le propusimos un curso y el nos hizo la contrapropuesta de hacer esta obra; entonces así nos juntamos La Sardinera del Norte y Manuel Maccarini, nos mandó el guión por mail y fue determinando que papel haríamos cada uno, él había pensado que yo podía ser la hermana pero cuando leímos los personajes me dijo que yo debería ser la madre.
¿Cuánto tiempo tardaste en estudiar el personaje?
Fue un trabajo distinto al que está acostumbrado el grupo. Con la Inapetencia ensayábamos dos veces por semana pero nos tomábamos nuestro tiempo para elaborar, para hacer juegos teatrales. En cambio en este no; pasábamos letra y luego nos marcaba, vos tenés que hacer esto, vos lo otro, quiero esto, quiero lo otro, y fue desde junio hasta el 4 de noviembre que estrenamos. Particularmente me costo más porque el 8 de julio lo interne a mi papá en terapia intensiva y fallece el 4 de noviembre en plena función mía; tuve todo esos meses de preparación del personaje con mi papá enfermo, mi hermana gracias a Dios pudo venir de Buenos Aires a acompañarme todo ese tiempo, no se despegaba de mi y de mi papá en ningún momento; gracias a mi hermana pude hacer este personaje, y me costó mucho porque a veces no podía desprenderme de lo que pasaba en mi casa, no podía sacarme la preocupación por más que hacíamos calentamiento pero las cosas a uno lo trascienden. Ahora mi viejo me ayuda desde arriba.
Sos la ganadora del Phersu a mejor actriz, pero ¿quién sos fuera del escenario, a qué te dedicas?
De mi vida privada no hablo (risas), en realidad a mi me ayuda mi marido, gracias al “negri” yo hago teatro, pero bueno estoy en A.Te.Sa de tesorera, que pronto voy a dejar de serlo porque vamos a llamar a elecciones, vendo algunas cositas por ahí, me la rebusco de alguna manera pero fundamentalmente gracias a Dios tengo el teatro.
Hace ocho años empezaste con teatro ¿Lo tenías como materia pendiente?
A mí siempre me gustó ver teatro, esa magia que tiene el acto irrepetible, de tener a la gente que trabaja al lado o enfrente mió; siempre me gustó. Cuando le conté a mi hermano que vive en Estados Unidos que estaba estudiando teatro me dijo -¿Para qué estudias teatro si vos ya sos artista?- (risas), yo siempre fui el payaso de la familia, mi papá decía que siempre estaba de buen humor, que siempre cantaba y bailaba (risas). Una cosa que siempre me acuerdo es que, cuando tenía ocho o nueve años se casó una tía mía en Santiago (del Estero) en esas fiestas de campo, músicos arriba de una jardinera (carro grande) y yo estaba subida ahí animando la fiesta gritando -¡A ver esas palmitas!- (risas) parece ser que ya tenía la veta desde antes, no quiere decir que sea buena o mal (risas).
¿Por qué recién hace ocho años decidiste lanzarte al escenario y no antes?
Yo me casé a los veintidós años y siempre fui “Susanita” (Mafalda), soñaba con mi casa, marido, hijitos; siempre fui Susanita, desde los diez años, le pedía a mis vecinos los bebés para cambiarlos y atenderlos. Cuando tuve a mi primera hija dejé de trabajar, yo siempre pensé que esa era mi función, entonces me dedique a mis hijas, a acompañarlas, a estar con ellas, a llevarlas al colegio, a participar de la cooperadora de la escuela; y cuando se hicieron más grandes me dije qué hago y bueno empecé por teatro, luego estudié locución con mi amigo Bonduri; aprendí a desarrollarme, sentía que tenía que hacer cosas para mi y por mi.
¿Cómo ves al teatro salteño?
Siento que está declinando un poco. Luego de la Fiesta Nacional del 2000 fue un furor y una explosión de producciones, de obras, que tampoco quiere decir que era un teatro bueno pero había producciones, después se fue en declive, ahora hay pocas obras que se producen por año. Y en cuanto a nivel nacional que pudimos ver en la Fiesta Nacional de la Rioja del año pasado, a lo que vimos en la Fiesta Regional de Catamarca digamos que no tenemos que envidiarle mucho en cuanto a nivel; hay gente que hace cosas que nos gustan más y cosas que nos gustan menos, yo no voy a decir sí son mejores o peores, no soy juez para calificar, veo pocas producciones quizás por lo económico, que estamos bastante deprimidos en ese sentido y el teatro no escapa a eso, por más que siempre lo hicimos con el sudor de nuestra frente y justamente por eso nos cuesta más.
¿Te dedicas solamente a actuar o también escribiste algo?
Estoy haciendo la Licenciatura en Teatro de la Universidad de Cuyo que se dicta cada quince días y una de las materias es dramaturgia. Ya tenía que haber presentado el trabajo (risas), me cuesta mucho escribir, tengo la idea, sé lo que voy a hacer pero el hecho de que alguien me corrija para mi es duro, me es más fácil actuar porque es lo que me gusta, toda la magia que tiene el preparar un personaje, de ir a los ensayos, etc.
¿Qué es lo que te gusta del teatro?
Todo me gusta del teatro, buscar la obra, ir a los ensayos, hacer el personaje… Esta obra fue muy dura de hacer por todas las cosas que yo les conté y porque nosotros como actores no teníamos la libertad ni el tiempo de crear el personaje, fue todo marcado por el director, muy pocas cosas hemos puesto de nosotros desde nosotros mismos. En cambio con la Inapetencia íbamos y jugábamos, el teatro es eso precisamente, después se vio en el resultado; esa obra me gustó mucho más prepararla, por supuesto estaba en otra situación personal que me resultaba mucho más fácil y me liberaba, y jugaba; eso es fantástico.
Y por último ¿Hay algunas coincidencias entre el personaje y vos?
Yo creo que si, tiene cosas mías, por eso lo pude hacer… No me hagan enojar nunca (risas)
La mujer detrás del personaje de la obra El Malentendido, que le valió ocho premios Phersu al Grupo La Sardinera del Norte, Ana Barreto. Para resumir basta ver sus ojos, intensos, entre grises y azules, brillantes, una actriz con fuerza, una mujer que arrasa. Actualmente la Sardinera acaba de volver de la Fiesta Nacional del Teatro realizada en la provincia de Chaco. Alli nos representaron como mejor saben hacerlo, actuando. Su impecable presentación no deja dudas que el Teatro Salteño sigue ganando en cuanto a calidad.
Es una obra que nos da mucha satisfacción, ocho premios Phersu de los trece en los que participamos. Es una obra de Albert Camus, comprometida, filosófica, para pensarla, te deja la piel de gallina, es brava; nos costó mucho hacerla. La dirige Manuel Maccarini, tucumano, quien venía todos los fines de semana, incluso en las vacaciones de invierno a prepararnos y corregirnos. Yo pare un poco con los ensayos por cuestiones personales pero después retome con todo; era internarse el viernes, el sábado y el domingo y no salir hasta la noche; fue duro y estos son los resultados, la puesta es hermosa y no lo digo yo solamente sino que también lo dice todo el público.
El Malentendido pertenece a un grupo de teatro o se juntaron de distintos grupos para esta obra.
El Malentendido pertenece al grupo La Sardinera del Norte que viene funcionando hace más de 20 años. Daniel Chacón y Cecilia Sutti son los creadores del grupo junto a Rodolfo Fenoglio que ya no está en el grupo pero sigue siendo parte. Nosotros, el resto, Julieta Córdoba, Marcelo Cioffi y yo, nos incorporamos hace cuatro años para la “Inapetencia” que nos dio muchas alegrías, ganamos la fiesta provincial, la regional, fuimos a la fiesta nacional; venimos muy bien con el teatro.
¿Qué fue lo que más te gusto del personaje que te toco interpretar, qué te atrajo, cómo llego a tus manos?
Nosotros conocimos a Maccarini en la Fiesta Nacional de la Rioja, él estaba con personas expertas en teatro que hacían la devolución de todas las obras que subían a escena. Me pareció un hombre muy claro en los conceptos que tenía, entonces yo dije –Quiero hacer algo con este hombre-, le propusimos un curso y el nos hizo la contrapropuesta de hacer esta obra; entonces así nos juntamos La Sardinera del Norte y Manuel Maccarini, nos mandó el guión por mail y fue determinando que papel haríamos cada uno, él había pensado que yo podía ser la hermana pero cuando leímos los personajes me dijo que yo debería ser la madre.
¿Cuánto tiempo tardaste en estudiar el personaje?
Fue un trabajo distinto al que está acostumbrado el grupo. Con la Inapetencia ensayábamos dos veces por semana pero nos tomábamos nuestro tiempo para elaborar, para hacer juegos teatrales. En cambio en este no; pasábamos letra y luego nos marcaba, vos tenés que hacer esto, vos lo otro, quiero esto, quiero lo otro, y fue desde junio hasta el 4 de noviembre que estrenamos. Particularmente me costo más porque el 8 de julio lo interne a mi papá en terapia intensiva y fallece el 4 de noviembre en plena función mía; tuve todo esos meses de preparación del personaje con mi papá enfermo, mi hermana gracias a Dios pudo venir de Buenos Aires a acompañarme todo ese tiempo, no se despegaba de mi y de mi papá en ningún momento; gracias a mi hermana pude hacer este personaje, y me costó mucho porque a veces no podía desprenderme de lo que pasaba en mi casa, no podía sacarme la preocupación por más que hacíamos calentamiento pero las cosas a uno lo trascienden. Ahora mi viejo me ayuda desde arriba.
Sos la ganadora del Phersu a mejor actriz, pero ¿quién sos fuera del escenario, a qué te dedicas?
De mi vida privada no hablo (risas), en realidad a mi me ayuda mi marido, gracias al “negri” yo hago teatro, pero bueno estoy en A.Te.Sa de tesorera, que pronto voy a dejar de serlo porque vamos a llamar a elecciones, vendo algunas cositas por ahí, me la rebusco de alguna manera pero fundamentalmente gracias a Dios tengo el teatro.
Hace ocho años empezaste con teatro ¿Lo tenías como materia pendiente?
A mí siempre me gustó ver teatro, esa magia que tiene el acto irrepetible, de tener a la gente que trabaja al lado o enfrente mió; siempre me gustó. Cuando le conté a mi hermano que vive en Estados Unidos que estaba estudiando teatro me dijo -¿Para qué estudias teatro si vos ya sos artista?- (risas), yo siempre fui el payaso de la familia, mi papá decía que siempre estaba de buen humor, que siempre cantaba y bailaba (risas). Una cosa que siempre me acuerdo es que, cuando tenía ocho o nueve años se casó una tía mía en Santiago (del Estero) en esas fiestas de campo, músicos arriba de una jardinera (carro grande) y yo estaba subida ahí animando la fiesta gritando -¡A ver esas palmitas!- (risas) parece ser que ya tenía la veta desde antes, no quiere decir que sea buena o mal (risas).
¿Por qué recién hace ocho años decidiste lanzarte al escenario y no antes?
Yo me casé a los veintidós años y siempre fui “Susanita” (Mafalda), soñaba con mi casa, marido, hijitos; siempre fui Susanita, desde los diez años, le pedía a mis vecinos los bebés para cambiarlos y atenderlos. Cuando tuve a mi primera hija dejé de trabajar, yo siempre pensé que esa era mi función, entonces me dedique a mis hijas, a acompañarlas, a estar con ellas, a llevarlas al colegio, a participar de la cooperadora de la escuela; y cuando se hicieron más grandes me dije qué hago y bueno empecé por teatro, luego estudié locución con mi amigo Bonduri; aprendí a desarrollarme, sentía que tenía que hacer cosas para mi y por mi.
¿Cómo ves al teatro salteño?
Siento que está declinando un poco. Luego de la Fiesta Nacional del 2000 fue un furor y una explosión de producciones, de obras, que tampoco quiere decir que era un teatro bueno pero había producciones, después se fue en declive, ahora hay pocas obras que se producen por año. Y en cuanto a nivel nacional que pudimos ver en la Fiesta Nacional de la Rioja del año pasado, a lo que vimos en la Fiesta Regional de Catamarca digamos que no tenemos que envidiarle mucho en cuanto a nivel; hay gente que hace cosas que nos gustan más y cosas que nos gustan menos, yo no voy a decir sí son mejores o peores, no soy juez para calificar, veo pocas producciones quizás por lo económico, que estamos bastante deprimidos en ese sentido y el teatro no escapa a eso, por más que siempre lo hicimos con el sudor de nuestra frente y justamente por eso nos cuesta más.
¿Te dedicas solamente a actuar o también escribiste algo?
Estoy haciendo la Licenciatura en Teatro de la Universidad de Cuyo que se dicta cada quince días y una de las materias es dramaturgia. Ya tenía que haber presentado el trabajo (risas), me cuesta mucho escribir, tengo la idea, sé lo que voy a hacer pero el hecho de que alguien me corrija para mi es duro, me es más fácil actuar porque es lo que me gusta, toda la magia que tiene el preparar un personaje, de ir a los ensayos, etc.
¿Qué es lo que te gusta del teatro?
Todo me gusta del teatro, buscar la obra, ir a los ensayos, hacer el personaje… Esta obra fue muy dura de hacer por todas las cosas que yo les conté y porque nosotros como actores no teníamos la libertad ni el tiempo de crear el personaje, fue todo marcado por el director, muy pocas cosas hemos puesto de nosotros desde nosotros mismos. En cambio con la Inapetencia íbamos y jugábamos, el teatro es eso precisamente, después se vio en el resultado; esa obra me gustó mucho más prepararla, por supuesto estaba en otra situación personal que me resultaba mucho más fácil y me liberaba, y jugaba; eso es fantástico.
Y por último ¿Hay algunas coincidencias entre el personaje y vos?
Yo creo que si, tiene cosas mías, por eso lo pude hacer… No me hagan enojar nunca (risas)
La mujer detrás del personaje de la obra El Malentendido, que le valió ocho premios Phersu al Grupo La Sardinera del Norte, Ana Barreto. Para resumir basta ver sus ojos, intensos, entre grises y azules, brillantes, una actriz con fuerza, una mujer que arrasa. Actualmente la Sardinera acaba de volver de la Fiesta Nacional del Teatro realizada en la provincia de Chaco. Alli nos representaron como mejor saben hacerlo, actuando. Su impecable presentación no deja dudas que el Teatro Salteño sigue ganando en cuanto a calidad.
"¡¡¡Muchas gracias destacados!!!"
AnaBeto
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