miércoles, 24 de junio de 2009

LA CHÁVEZ DÍAZ

En agosto de 2008 nos visita Romina. Pudimos conocerla, saber sobre sus inicios y lo que la motivo a trabajar en el Teatro Salteño. En aquella ocasión se estrenó El Paraiso Inutil, obra escrita y dirigida por ella misma. Esta Mujer de Letras, Periodista, Dramaturga, Actriz y Directora relata sus satisfacciones y, para variar, una que otra crítica...






¿Hace cuánto te dedicas al Teatro?

Esa es una muy buena pregunta que me hizo un profesor alguna vez. Uno debe volver en el tiempo y pensar que hoy somos el resultado de lo que fuimos. Yo empecé mirando teatro desde chica, iba a los ensayos que mi tía de la Escuela Normal hacía, no me perdía uno solo, pero tampoco me planteaba ser directora. Entonces, como todo el mundo tiene fantasías, la mía fue ser actriz hasta que en la universidad una profesora que hacía crítica e investigación de teatro me pidió que formara parte de su equipo de trabajo. Con ella hicimos una publicación en base a información de diarios recopilados de principios del siglo XX para demostrar que había en ese entonces en la ciudad expresiones teatrales.
Cuando se realiza la presentación del libro participo haciendo teatro leído. A los seis meses me convoca un director pero le digo que no tenía tiempo, me esperan y finalmente me dan el papel. Empecé en el 2001 a hacer teatro como actriz, en el 2002 hago el personaje de “Martita” en La Nona, en el 2003 interpreto a “Paulina Salas” en La muerte de la Doncella, en el 2004 José Sibila dirige una obra que escribo. Al año siguiente comienzo a escribir y a dirigir.







¿Te interesa subir al escenario nuevamente como actriz?


La verdad que si, pero como considero tener puntos flacos en cuanto a la actuación, y en realidad buscaría ser efectivamente dirigida por alguien, apuesto hacia donde me siento más fuerte, la dirección de lo que escribo. Nadie acá en Salta va a decir “… voy a montar una obra de Romina Chávez Díaz”, no, eso aquí no pasa, por lo que uno debe escribir y hacer sus obras, es así.
Prefiero también ese rol, es decir, hay chicos que trabajan de a dos o tres y ellos mismos se dirigen, actúan y producen. No entiendo porque a ellos nadie los señala y sin embargo yo no caí bien al ser (sonriendo) “demasiado” multifacética. Aunque, de hecho, Duvatti lo plantea, hoy el actor tiene que saber de iluminación, de técnica porque… bueno, estamos en Salta (risas). Y no está mal, hacer teatro es también desarrollarlo.








¿Cuando escribiste la obra?


Esta obra tuvo un proceso de escritura dividido en dos partes. La comencé en el 2006 y la reescribí este año. No la modificaría, siento que es una etapa de escritura que se concluyó. Sino entraría en una paranoia, como lo hacia Borges, tendría que sentarme y reescribir absolutamente todo. Realmente cuando una termina de escribir se siente muy conforme, pensás que no alterarías tu obra, y después al pasar el tiempo la observás desde otro sitio, de hecho que creciste y no sos la misma que redactó tal o cual escrito.
Tengo muchas obras que escribí hace años y hoy las miro y digo…(con ironía) que interesante, y es que ya quedaron en el pasado. Si yo reescribiera “El Paraíso Inútil” sería otra obra, jamás se igualaría.






El Paraíso Inútil conlleva un tono elevado de sensualidad y contacto físico…


La obra tiene un alto contenido erótico, lo que no significa que sea pornográfico, esta catalogada para mayores de dieciséis años. Aclaro, yo no pretendo hacer teatro didáctico, es mas una advertencia que una clasificación estricta, dependerá de los padres si desean llevar a algún adolescente de quince años a verla. De todos modos siempre son los mayores quienes se sorprenden más que los jóvenes porque para los chicos hay cosas que ya no son tabúes. Por ello tampoco apunta al didactismo, ni a los jóvenes, sí sugirieron que podría ser pedagógica en tanto la obra dispara reflexiones. Sin embargo, repito, no busco hacer falsas moralinas o moralejas o pretender enseñarle algo a alguien. No pretendemos enseñar absolutamente nada. No se si será fuerte, hay gente que dijo que si. Lo que pasa es que, y esto me lo dijo una muchacha que vino de Buenos Aires, en Salta mayormente la gente es muy católica, tradicionalista, se sigue aún el esquema de “familia tipo”, mamá y papá con sus buenos hijos… todo normado y reglado. De hecho estamos en una ciudad donde la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro es el evento popular más trascendente. Entonces, desde ese punto de vista la obra si puede generar algún impacto, pero no desde mi lado ni el de los actores.


Si bien como vos decías la sociedad esta normada, al mismo tiempo hay cosas que no se dicen ni se hablan…


Es muy común de nuestra sociedad la apariencia, el ser y el parecer, pero sin embargo no estamos descubriendo nada. La misma Literatura propone temas diversos y contrastantes como la realidad de las clases sociales o el cómo grupos sociales se esconden detrás de la apariencia sin dejar entrever la realidad. Esto esta develado en la obra, pero no jugando con las apariencias sino que allí se evidencia todo lo que somos, es decir se muestran los seres de modo tal que el publico puede sentirse, al menos o de alguna manera, movilizado.


Como dramaturga ¿es importante para vos que la obra te conforme, que te brinde ese placer que empuja a ponerla en escena?. El Paraíso Inútil tiene muchas particularidades, tanto la puesta en escena como la conformación de los diálogos no son propios del “teatro convencional”; son pocas las escenas en las que los personajes mantienen una conversación lineal y extensa, puede que esto complique al espectador que acude con alguna idea estereotipada de las presentaciones teatrales. Sin embargo, esto favorece las variantes interpretativas resultantes de la propuesta. ¿Te preocupó que quien asistió se sientiera desconforme con lo visto?


En lo más mínimo. Hay muchas formas de “llegar” con una obra, te puede atraer el título, una imagen, algo que te produce una memoria emotiva. Es decir, siempre, a menos que sea una incoherencia total, la obra o alguno de sus elementos te van a dejar una marca y si la ves varias veces encontrás un hilo conductor. En El Paraíso Inútil en un primer momento podés identificar los mandatos sociales en boca de una de las actrices, luego nuevamente en el actor para que, a continuación, encuentres sus opuestos. Allí tenés un hilo conductor, y el espectador los halla, o los busca hasta encontrarlos, quien no interpreta el juego con la muñeca entiende los parlamentos, quien no se inmuta con la escena de sexo oral lo hace con el conflicto entre los amantes.
No hace falta que haya UNA interpretación, al menos no en esta obra. Trabajé con personajes que podría decirse pertenecen al teatro tradicional, con diálogos estructurados y demás. No estoy ni a favor o en contra de éste teatro, simplemente en esta obra no se da.


Quienes asisten a ver el paraíso inútil, ¿con qué se encuentraron?


Nosotros lo que tratamos de hacer es teatro profesional y puede gustar o no gustar pero te aseguro que es un buen producto, aunque tengamos que decir la palabra producto que es medio fría y capitalista. El paraíso… es una obra que pudo dispararte diferentes sensaciones, para pensar, reflexionar, seria ingenuo decir que intenté con esto cambiar al mundo porque es mentira, y con una obra no se cambia nada; si podemos aportar visiones, ya que las miradas de los artistas son diferentes a las miradas comunes. Es una obra no convencional desde la puesta en escena, la iluminación y esto suma a las interpretaciones musicales de los actores y por consiguiente a la del público.


¿Te consideras dentro de un estilo en particular?


A mi me gusta mucho el teatro poético, escribía poesía y encontré en este espacio una forma también de trabajar esta veta. El error que se puede cometer es que todo quede en la mera poesía, situación que no se dió en esta obra o en la anterior, es decir, sería malo que la lírica no trascendiera el escenario; por lo que me interesó trabajar lo social desde otros lenguajes y creo que desde allí El Paraíso Inútil decir muchas cosas. Siempre, todo, dependerá desde lo que uno escribe, el escritor se abre a diferentes posibilidades, la construcción es fiel a uno mismo y yo, particularmente, me encuentro vinculada a la poesía, soy fiel a ella.


Los grupos que trabajan en Capital proponen tanto diferentes puestas como textos. Entre los artistas que rompen con esta estructura están Miriam Díaz y vos; con esto llega el reconocimiento del público y el de los pares. Hoy existe un reconocimiento al Teatro Salteño, los Premios PHERSU, ¿cuál es tu opinión al respecto?


Si algo no existe hoy en la provincia es un reconocimiento al Teatro, ni siquiera de la misma gente que lucho por él ya que hoy ocupan cargos políticos y les importa muy poco la realidad de los artistas. Cada uno cuidó su kiosco, el arte jamás les importó en cambio sí otras cuestiones. Contra el premio PHERSU hay una queja generalizada, y a los mismos teatristas les falta “huevos” para pararse contra un sistema y hacer valer su voz. Todos somos concientes que la entrega prácticamente se hacía a dedo, por amiguismo o porque no lo ganaste este año lo ganas al siguiente; tratando de legalizar la cuestión instituyeron un jurado, pensé entonces que las cosas cambiarían, sin embargo no fue así. Es necesario que exista otro reconocimiento, el PHERSU ya esta quemado y al no haber otra opción se lo mantuvo. Lamentablemente hoy es un premio mediocre, segmentado, que no dio las mismas oportunidades de participación a todos. Detrás de todo esto hay un planteamiento ideológico ligado a Claudio García Bes y yo no adhiero a su política.
A los artistas les cuesta salir de todo esto por lo que no se impulsa otro proyecto o iniciativa.


En cuanto a tus otras obras, una de ellas, Línea Afuera fue llevada a España por el actor Jorge “Pilin” Cortés, al mismo tiempo fue adecuada al público de la península, ¿sabes cuales fueron las repercusiones?, ¿estuviste conforme con la adaptación?

Yo no pude ver la adaptación, habría sido interesante porque Línea Afuera fue un unipersonal bastante complejo y me hubiera gustado ver como el actor la readaptó. Quizás lo que realizó fue un alargue de la misma porque al momento en que viajaba a Europa me comenta que pondría en escena una obra que él ya tenia y esta de mi autoría, por lo que me pide extenderla. Le respondí que no podía ya que se daba esta situación que les comenté hace un momento, la “reescritura” de algo que ya está finalizado. No se pueden hacer apéndices, tal vez él le añadió detalles pero no pude ver esa versión. Supo decirme que tuvo buena repercusión pero sinceramente no me interesan mucho esas críticas. Es decir, el hecho de que una obra trascienda las fronteras del país es algo bueno, pero eso no significa que yo pase a ser mucho más importante o reconocida, en realidad no pasa nada.



Romina Chavez Diaz continúa trabajando en su labor docente, periodística y teatral. Sus artículos, críticas y entrevistas se convirtieron en la lectura diaria de teatristas y colegas periodistas. Algo que destacar? no calla, es expresa firme en sus convicciones, lo cual en más de una ocasión generó cruces de opiniones con sus lectores. La Chavez Diaz, Mujer, con todas las letras.


fotos: 1- Interpretando Paulina Salas; 2- En las Cataratas del Iguazú; 3- Junto a Carlos Vernazza; 4- Afiche publicitario El Paraiso Inútil


http://salta21.com/



"Hoy fuimos DESTACADOS por ustedes y esto nos ha dado mucha alegría. DESTACAR también se parece a subrayar y esto requiere 'saber' hacerlo. ¡Exitos!"

Romina Chávez Díaz


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias muchachos. Éxitos en sus programas.

La Chávez Díaz.

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