Todos aquellos que trabajamos en el medio sabemos lo difícil que es llevar adelante la profesión de productor, periodísta y locutor en la radio salteña, a pesar de que estos dos últimos están amparados bajo la ley de radiodifusión.
Los locutores son los que se llevan la peor parte. El aire de la ciudad ha sido saturado por docenas de radios y con ello miles de programas se transmiten mensualmente por la frecuencia modulada. Esta gran cantidad de medios debería ser muy beneficioso para la ciudad, la libertad de expresión y pensamiento, pero sin embargo a afectado gravemente a los trabajadores del medio pues no se respeta su labor, tanto en las condiciones de trabajo como el precio de la prestación de este servicio, lo que nos lleva una subestimación de la profesión que genera menos trabajo para los locutores y baja calidad por la inclusión de inespertos.
Preocupados por esta situación decidimos hablar con una Andrea Rojas recientemente egresada como Locutora Nacional en la Universidad Católica de Salta. Ella recibió la medalla de honor por la SAL (Sociedad Argentina de Locutores) y está ingresando en su campo laboral. Apasionada y perseverante, como se describe, ella nos contará sobre su experiencia en la carrera, el valor de esta medalla, cómo es ser locutor en Salta y que hay que tener para serlo.
¿Cómo te sentiste cuando te otorgaron la medalla?
Es un logro importante, más que nada para el locutor que recién comienza como es mi caso. Recibirse y obtener el mejor promedio, y además la medalla, creo que fue demasiado.
¿Cómo te sentiste cuando fue el mismo presidente de la SAL quien te entregó el título? Recordemos que la entrega de medallas por el presidente se había interrumpido por varios años y ahora lo retomaron empezando con vos.
Primero no lo podía creer, porque cuando me llamaron de la universidad diciendo que tenía una nota y la leí, cuando termine les pregunte ¿están seguros de que soy yo? (risas) y yo no lo creí, me dije: “que va a venir el presidente de la SAL por mí”. Y efectivamente el 3 de julio, el día del locutor, estuvo allí, y dijo cosas muy lindas, que hay que seguir adelante, que los locutores debemos luchar por el sueldo, todos aquellos que trabajamos en los medios sabemos muy bien que no es muy buena la paga de la profesión.
Cuando me la entregó a la medalla me decía que tenía que hablar y yo no podía porque no dejaba de llorar, realmente fue muy emotivo.
¿Cómo fue la carrera, y cómo te sentiste al obtener el título?
Yo comencé en el dos mil cuatro, fui a buscar la carrera de Locutor Nacional y me enteré que para hacerla tenía que cursar la carrera de Comunicaciones Sociales a la par. Y me dije “dos carreras ¿Qué hacemos?...” (Risas) bueno, hice la carrera. A mediados del año, quedo embarazada de una nena que tiene tres años y medio que se llama Milagros. Igualmente con la ayuda de la familia pude seguir adelante, seguir estudiando las dos carreras, terminé la tecnicatura (Técnico en Comunicaciones Sociales) pero como no había podido finalizar las materias a fines del 2006 para pedir la habilitación a principio del 2007, tuve que esperar un año más porque la gente del ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), quienes te toman el examen, viene una sola vez al año, en marzo, y los papeles de la tecnicatura lo tenés que presentar en diciembre y no llegué así que tuve que esperar un año más y el 14 de marzo de 2008 rendí la habilitación de locutor nacional y aprobé.
Estoy realmente feliz y tengo que decir que costó mucho la carrera, los profesores son muy exigentes a tal punto que uno a veces llora de la desesperación…
¿Lloraste en por alguna materia entonces?
Frente a mis compañeros no, pero en casa sí. Varias veces preguntándome por qué no me sale, tiene que salir, debo seguir intentando. Pero como siempre digo, si yo pude salir adelante fue por la ayuda de mi familia, de mi marido, de mis padres, que estuvieron siempre allí, apoyando, que me cuidaban la nena cuando tenía que estudiar. Allí en mi soledad si lloraba, pero frente a mis compañeros y mis profesores no lo hice.
Entonces ¿Cómo te definís como persona?
(Silencio, risas) No me esperaba esta pregunta (risas) ¿podemos hablar de mi carrera? (risas) Suelo mostrar a los demás que soy fuerte y que puedo seguir adelante, pero como te decía, uno en la soledad todo cuesta, pero no me considero una persona débil. Soy muy perseverante, tengo mucha paciencia pero siempre necesito ayuda, sin el apoyo de mis padres, mi marido y mi hija talvez todavía seguiría estudiando. Soy muy sensible aunque no lo demuestre.
¿Cuándo descubriste esta pasión por la locución?
Hace muchos años, desde que era muy chica. Siempre hice teatro, me encanta; en la escuela vivía leyendo en los actos (risa). Cuando llegué a la secundaria yo ya sabía que quería ser locutora, no periodista, no comunicadora, sino locutora. Hay que separar los tantos, si bien el locutor cumple un rol muy parecido al del comunicador, el locutor tiene sus propias actividades. Yo quería estar haciendo servicio a la comunidad, informando, haciendo reír y en algunos caso, lamentablemente, con las noticias que tenemos que dar.
Entonces yo desde los 12 ya estaba decidida e inmediatamente tuve que buscara la forma de estudiar porque no podía pagara la Universidad, ese fue otro problema, otra traba que uno tiene que es la economía. Si vemos hoy por hoy este tema cuántos más tendrán esa traba. Busque un beca y me exigían que la mantenga con un cierto promedio y pude así terminar, gracias a eso porque sino no sé como hacia.
¿Qué fue lo que más te costó aprender?
A expresarme. Como te decía, el locutor con la voz puede expresar sentimientos de alegría y de tristeza, y yo tenía una monotonía, mi voz nata, que no expresaba nada, era una voz fría, cerrada. Era hacerte el segmento romántico igual que las noticias del obituario (risas). Pero gracias a los profesores pude romper esto, si vamos a un punto tengo que nombrar a Hugo Delgado, profesor que creo más presión pone a sus alumnos, bueno el es el eje de la carrera junto a Álvaro Pino Coviello (Jefe de la carrera), ellos son los guías. Pero fue Hugo quien me presionaba, el era el causante de que yo llorara en casa (risa), y en un principio fue para demostrarle a él que yo podía, empecé a practicar cada vez más y más, y gracias a eso pude salir adelante. Porque uno puede tener una voz muy linda pero hay que saber formarla, trabajarla, buscar sus puntos débiles para ocultarlos, buscar los puntos fuertes para resaltarlos; y todo eso fue gracias a Hugo, es un profesor que admiro muchísimo y lo tuve siempre como guía.
Sin duda expresarme fue lo que más me costó, sacar mi dureza, salir de ese molde que tenía.
¿Preferís la radio o la televisión?
La radio. Es mi vida, me gusta, no sé si es porque no se me ve la cara (risas), creo que es porque podes moverte más libremente, aquí en la radio yo te estoy mirando a vos porque estamos conversando y la gente al otro lado nos escucha; en cambio, en la televisión tenés que estar mirando de frente a la cámara o a una pantalla, hay gente atrás que te hace señas y te distrae. Acá te matas de risa, te haces señas con el operador, ves que entra gente, que sale gente, papeles por toda la mesa y lo disfrutas. La tele es más estructurada, tenés que estar más acartonado pero claro tiene su lado lindo como todo.
A la gente que esta apasionada con la locución y le interesa ¿Qué le recomendás y con qué se van a encontrar?
Se van a encontrar con muchas trabas, se van a encontrar con muchas alegrías y si les gusta la carrera tienen que seguir adelante porque no hay obstáculo que se interponga si uno quiere pasarlo. Si uno tiene esa pasión y si son de esos chicos, como es mi caso, que realmente lo sienten, así estén cuatro, cinco, seis años estudiando, o los que sean necesarios, sigan adelante, salten los obstáculos que es una carrera muy linda.
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